Cuál es tu nombre, oriente y occidente chocan en tu interior, reencuentro o nuevas voces; ante todo color. Los trópicos: tristes, alegres, danzarines, silenciosos, malogrados, vaciados, viciados. Yo los lloro y celebro desde los bosques templados, desde el puerto mestizo, desde el tránsito llevadero insoportable, leve y grávido. Compartimos un cáncer, la consecuencia de escribir nuestra historia en los márgenes, la vida no niega extensiones y creacciones, nosotros lo hacemos. Vivir en burbujas de cemento, en monasterios de ecología, en jaranas constantes, en palabras cortantes. Vivir en la complacencia y aceptación de otros perdidos, el consuelo de estar juntos en la caída; tiene que haber otra salida.
Ausentarse un día del tiempo, arrodillarse frente a santos, besar pies en monótonas y naturalizadas jerarquías, preludios de esperanza, y cuándo un respiro.
Algo ha de fraguarse entre estos desperdicios, algo se entreteje de tanto canto barajado.
[oscuro bebop pelacablero]
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