jueves, enero 24

Doña Viola


Me fui por un senderito
sembrado por blancos yuyos
y en árboles en capullo,
cantaban los chincolitos,
en el estero infinito
les contestaban las aguas;
la sombra de la patagua
me recibió con cariño,
las lágrimas del corpiño
cayeron hasta mi enagua.

Detrás de las alamedas
reinaban los animales,
perfuman los cereales
las trémulas sementeras,
las hojas por vez postrera
me brindan una sonrisa,
y me refresca la brisa
con sus esponjas la frente,
respiro serenamente
ya nada me martiriza.

Semana que mis rosales
estaban ya florecidos,
yo con mi malo sentido
vi sólo sus espinales
las nubes primaverales
parecen una pintura,
los campos con su verdura
me han descorrido el telón,
mis ojos bailan al son
del viento por la llanura.

Ya no me clava la estrella,
ya no me amarga la luna;
la vida es una fortuna
vistosa, próspera y bella;
sus lluvias y sus centellas
nos engalanan los aires
nos brinda como una maire
su aliento renovadero,
yo siento qu'el mundo entero
está de canto y baile.

Nunca he subido al tribuno
jamás hablé con el juez,
solita me confesé
en mis terribles apuros,
miré más allá del muro
que me apartaba de todo,
y veo en su claro modo
que cada ser en su abismo
habita con egoísmo
bebiendo su propio yodo.