viernes, marzo 6

blablablá

Hace unos días me he puesto a pensar en las palabras y su transformación constante. Este es un hecho no menor si tomamos en cuenta que el lenguaje es la herramienta que nos permite existir y darle nombre al mundo. Pero no como un simple asunto de etiquetas, sino de cognisción. Las palabras le dan forma a los pensamientos, articulan nuestra mente y la vida consciente (de existencia, no de ser avispao'). ¿De dónde vendrá la palabra avispao'? Es entretenido como estos "vehículos simbólicos" pueden comenzar a integrar significados diversos e incluso contradictorios. Por ejemplo "güeón", cuyas interpretaciones van desde amigo hasta idiota, considerando variaciones más amplias como güeá, güeas y agüeonamientos similares [son lo que son porque simplifican demasiado el lenguaje, pero esa es una apreciación personal...mmm ¿qué no lo es?]. ¿Quién dice qué es lo correcto como lenguaje?, cuando escuchamos eso fácilmente pensamos en la real academia, pero ¿cuándo obtuvo tal prestigio y poder?. Las palabras siempre han cambiado, incluso algunos teóricos académicos arqueológicos guachuleros hablan de protolenguas. ¿Tendrán todos los idiomas la misma raíz?. Es francamente arriesgado responder a eso, pero la permanente impermanencia de las palabras es un hecho innegable. Es así como se hace divertido y creativo inventar palabras como bienitud y desdichez. Hay tantas palabras que tomamos prestadas de otras culturas y se nos olvida, o en realidad ni siquiera pensamos en ello, ya que son parte de nosotros. La chiripa, el choclo, la tincá, herencias aymara y quechua; el piñén, pilucho y cahuín, herencias mapuche. Quizá en unos años (hartos, sí) hablemos un idioma distinto, mezcla de tierras y aguas lejanas, acercadas por la globalización y la consciencia del otro. Aunque hay un peligro en esa extensión, y es la imposición de lenguas como superiores a otras. Sipo, como el inglés, que reconozco igual me gusta usar y mezclar, pero tampoco me quiero quedar ahí, sino que ocuparlo como trampolín para poliglotizar la vida. Así ahora me aventuro al portugués, francés, mapudungún, jerigoncia y también al silencio, que los reúne a todos.

Nota: en realidad si me poliglotizo voy a abrir cabeza suficiente pa recibir alcachofas varias y alguno que otro balde de agua fría: pero bien.

3 comentarios:

Osama dijo...

Me encantó la dilugoba acerca de nim. Esque hace algunos días en el resfreo con me turo Igor terminoliamos una nimuna acerca del nim, pues yo menara "desgastamiento", mientras que el raznaba "desgaste", a lo que yo contrielié la traluda con la Rae.
En fin, enemistado (traludiado) con la Rae me quedé con me "desgastamiento", ne men con su "desgaste". Y todos felices.
Se entiende?


P.D.: Muchas gracias Cortázar!! (el gato y el que escribe...es decir, el gato qeu escribe y el hombre que gana premios).

Fran dijo...

(Me ganaron la idea del comentario, supongo que se veía venir)

Igual bienitud y desdichez son las mansasniquetepalabras!

Yo creo que cada uno debiese hablar como se le de la gana, pero ahi menos nos entenderíamos.

Osama dijo...

quizá al contrario, entre más como nos valga hablemos, más expresaremos lo que queremos decir...con tal de que queramos expresarlo.