sábado, noviembre 22

kunta kinte

Él no volverá a ser un esclavo, porque no confundirá intimidad con libertad. Vive en
terra incógnita, está rodeado de seres diferentes, y por lo mismo, por esa necesidad tan inquietante de conocer la diversidad, es que no está dispuesto a dejarse encadenar nuevamente. Su negrura es como la noche, misteriosa y a la vez abundante, hay tantos ojos y manos sedientos de compañía. Él busca calmar la misma sed, se sabe parte del engranaje humano, pero también se sabe silencio mientras observa como se desenvuelve la partida de ajedrez que lo rodea.

Los cuatro palos están sobre la mesa, el camino a seguir depende de él.

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