lunes, enero 12

olvido

I


La otra vez el Eduardo me contaba que es loco lo que pasa con las lenguas vividas en la oralidad, sin escritura. Él sabe porque anda metío trabajando en comunidades, donde ha observado y se ha nutrido de conversaciones en torno al fogón, y en realidad, en torno a todas las cosas. La cosa es que para algunos la escritura es el olvido, porque uno escribe las cosas que no puede recordar; aparece cuando la memoria se hace débil.

Me sentí tan precario cuando me contó eso. Yo escribo porque olvido y no da resultado, continúa el desgaste, un aislamiento interno que explica porqué mi gato me rajuñó, porqué ella no me llamó y porqué estoy tan estático.



II


Me acordé de una frase de Susan Sontag:


El aburrimiento es sólo otro nombre para determinadas especies de frustración



III


Y en la familia es donde todo el malestar se manifiesta con mayor poderío. En casa, en estas cuatro paredes, en estas dos orejas, en esta cabeza y cuello es donde puedo estar tranquilo negando las caricias, descansando en la frialdad. Uno es adicto, tiene el mal hábito de ser como es, grave y a la vez ingrávido.

Que ironía en realidad, porque me siento tan muladhara para arriba y para abajo. Conectadísimo a la tierra, demasiado apegado a lo terrenal, a la vez que negando el aquíestar y perdiéndose sin tocar a nadie.

1 comentario:

Fractálica dijo...

Yo también escribo porque olvido; tanto miedo le tengo a olvidar que me he resignado a escribir con lápiz grafito, no quiero que en unos años mis pensamientos se hayan borrado.