miércoles, septiembre 16

luego del consejo


Tengo la cabeza como remolacha. No hay caso con la ingenuidad, salí a mis ancestros en temple pasional y las miradas recargadas van cubriendo mis veredas. Camino sobre la inconstancia y la rabia de sentirme un vulgar pelele, no tengo proyectos, no tengo ideologías y me descubro holgazán, frustrado de cuánto canto interrumpido por melodías más ruidosas. Un andar Lunar no favorece mucho en esta tierra, no me sacia al compararme con los héroes de la escuela, con las ánimas de la paranormalidad literaria.


No resta más que hermetizarse y esperar que el olvido -mío y de los demás- permita volver a respirar el mismo aire de aquellos que se sostienen tan firmemente en esta tierra hueca.

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